Durante décadas, el mundo del deporte se diseñó bajo un enfoque masculino, ignorando el detalle más obvio: nosotras funcionamos según ciclos.
Fíjate, te cuento una anécdota, conocí un profesor de medicina que hacia exámenes con 15 días de diferencia, porque conocía la montaña rusa que es un ciclo menstrual en una mujer.
Y no hablamos de moda o tendencias —aunque también—, sino del ciclo menstrual, esa coreografía hormonal, en forma de ondas o dientes de sierra, que influye directamente en nuestra energía, fuerza, estado de ánimo e incluso riesgo de lesión…si, has oído bien.
Hoy, por fin, entrenar según el ciclo se ha convertido en un tema mainstream… y necesario, igual que sales al aire libre cuando hace bueno, y no cuando llueve.
Ya no se trata de forzarnos cuando estamos agotadas, ni de sentirnos culpables si un día la fuerza brilla por su ausencia. Se trata de escucharnos.
En la fase menstrual (durante el periodo), el cuerpo pide calma. Yoga, movilidad, paseos y descanso activo nos permiten mantenernos en movimiento sin exigir más de la cuenta. Un buen achuchón a la vitamina B y el magnesio, que suavizan calambres y fatiga, es lo que toca estos días.
Después llega la fase folicular (días 7-14), y con ella, EL RENACER. La energía sube, la motivación vuelve, y nuestro rendimiento es casi cinematográfico. Es el momento perfecto para entrenar fuerza, subir cargas o incluir HIIT. Somos poder, nena.
En la ovulación, alcanzamos el pico: potencia, estabilidad y seguridad. Es un momento perfecto para saltos, movimientos explosivos y entrenamientos que nos hacen sentir imparables. Ojo no te vengas arriba y vayamos a tener una lesión, que no somos Wonderwoman.
Y entonces llega la fase lútea (días 15 al 28), donde la inflamación y la retención pueden hacer acto de presencia. Aquí elige pilates, el entrenamiento moderado y el descanso inteligente. No es bajar el ritmo; es elegir el ritmo adecuado y aprovechar tu momento.
Escuchar tu ciclo no es una moda, es un acto de autocuidado. Un gesto radicalmente femenino, moderno y honesto. Tu cuerpo cambia cada semana; tu entrenamiento también debería hacerlo.





0 comentarios